Artículos y Noticias de la Carne Argentina y el campo.
En general,
se dice que la calidad de un producto es el mayor precio, o que está presente
en aquel producto por el que el consumidor está dispuesto a pagar más. No
siempre es así, aunque el producto BBB (bueno, bonito y barato) es difícil de
hallar.
No hay una
definición universal de calidad de la carne, ya que ésta depende de diversas
circunstancias tales como la ubicación en el tiempo o época, el lugar, los
mercados, las personas, los sectores sociales, las pautas culturales y su
utilidad o finalidad. De acuerdo a esto, la
calidad del ganado vivo, de su res y su carne depende del grado en que posea
ciertos atributos o características que lo hagan apto para satisfacer
determinadas necesidades de uso.
Es
difícil definir la calidad en términos igualmente convenientes a productores,
industriales y consumidores, pues para cada uno de ellos los atributos de
calidad pueden tener una importancia o significado diferente.
Para los
productores ganaderos, la calidad de un animal en pie reside en que crezca rápido,
con eficiencia de consumo y de conversión alimenticia para producir por
unidad de tiempo, superficie, capital invertido, etc., mucho músculo, poco
hueso en relación al músculo y óptima cantidad de grasa. El animal que a
igual sexo, raza, peso y edad cumpla estos requisitos, tendrá mejor calidad en
pie.
En la calidad
del animal en pie y de su res influyen el clima de la región, la nutrición, la
sanidad, la raza o cruza, el potencial genético, el sexo, el peso, la edad y el
manejo.
Los factores
de calidad para un criador son la fertilidad del rodeo, cantidad y peso de los
terneros destetados por hembra entorada, longevidad de los vientres, número de
terneros en la vida útil, aptitud reproductiva de los toros, elección de la
raza y/o cruza, etc.
Para un
invernador la calidad esta determinada por el aumento del peso vivo, la
velocidad de crecimiento y la eficiencia de conversión alimenticia hasta el
momento en que se obtiene el tipo y/o peso vivo habituales del mercado para una
buena cotización. Interesa el máximo de peso vivo con el mínimo de gasto
(Ver: crecimiento, desarrollo, precocidad y biotipo carne viejo y actual).
La industria frigorífica
entiende como calidad el rinde óptimo
para ese tipo de animal, un máximo de músculo, mínimo de hueso y un grado de
terminación o engrasamiento correcto (Ver: categorías en pie, tipificación,
rinde, dressing, veteado).
Además son
muy importantes las condiciones de manejo de los animales durante la
comercialización y transporte (estrés), la
faena con descanso previo y el manejo y conservación de las reses y cortes.
Los consumidores entienden como calidad de la carne a sus
caracteres organolépticos, sensoriales y de palatabilidad. Aprecian la calidad
de la carne, al comprarla, por su buen color, aspecto, textura, consistencia,
troceo, envasado y conservación, y al comerla luego de la cocción,
por su buen aroma, sabor, jugosidad y terneza.
Parte de
estos caracteres están condicionados por los gustos particulares del consumidor
y sus hábitos culinarios (métodos, tiempos y temperaturas de cocción, salazón,
adobo, etc.), costumbres, tradiciones, religión, etc.
Además, hoy
en día gran parte de los consumidores argentinos y del exterior, especialmente
los de mayor nivel cultural y generalmente de mayor poder adquisitivo, buscan
también en la carne un alimento
sano e higiénico, además de nutritivo y agradable de ser consumido. La carne
que posea estos atributos tendrá mejor calidad que la que no los posea.
Los
consumidores, por lo tanto, son el último eslabón de un largo proceso que
comienza cuando en el campo se selecciona la vaca que va a concebir y el toro
que la va a preñar. Sin embargo, los
consumidores "siempre tienen razón" y deben ser tenidos en cuenta
desde el principio del proceso, ya que en definitiva son quienes rigen el
mercado.
El valor
nutritivo de la carne es conocido. Sus proteínas (15 - 20 %) son un nutriente
esencial en todas las etapas de la vida, pero especialmente en la materno fetal,
infantil y juvenil por su contribución al desarrollo físico y mental.
Los planes de
sanidad ganadera y el control veterinario en mataderos y frigoríficos aseguran
un procesamiento higiénico y una carne libre de elementos biológicos
(microorganismos y parásitos) y de residuos químicos. La ausencia de residuos
de diversos productos químicos que se utilizan en la producción del ganado
(herbicidas, insecticidas, antibióticos, antiparasitarios, anabólicos, etc.) o
en los procesos industriales (desinfectantes, aditivos, conservantes, etc.) es
un importante requerimiento actual en las carnes de exportación.
El consumo de
carne vacuna genera resistencia en ciertos sectores que relacionan su ingesta
con el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares. Esta imagen negativa de
la carne vacuna como un producto graso, rico en grasas saturadas y colesterol
proviene de Estados Unidos, donde bajo sistemas de engorde intensivos en
confinamiento y exclusivamente con concentrados se produce carne con un alto
nivel de grasa intramuscular y se consume una alta cantidad por habitante de
hamburguesas con 15 a 20 % de grasa.
El consumo de
carne bovina en la Argentina, que en algunas épocas llegó a los 130 kg/hab/año,
ha disminuido, previéndose para el 2005 una ingesta de 53 a 55 kg por
habitante. Esta depresión del consumo de carnes rojas fue acompañado por una
gran promoción de otras carnes o alimentos. La discriminación contra el
consumo de carne vacuna resulta totalmente errada ya que en la Argentina, por
los métodos de engorde a pasto, sus niveles de grasa intramuscular y de
colesterol son iguales y aún menores a los de otras carnes (García et al,
1994). El error fundamental de médicos y nutricionistas consistió en
transpolar trabajos sobre grasas saturadas y colesterol de las carnes vacunas
realizados en Estados Unidos a las carnes Argentinas.
Nuevas investigaciones indican que aquellas vacas
alimentadas con pasto producen un bife rico en proteínas, hierro y
antioxidantes naturales. Además, contienen tanto colesterol como el pescado
(menos de 50 mg de colesterol por cada 100 gramos de carne).
Recientes estudios realizados por el Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria, sobre cortes vacunos en la Argentina han
rebatido, con sustento científico, la oposición al bife por parte de algunos
los nutricionistas, en su mayoría norteamericanos.
Los rodeos bovinos alimentados a pasto, la mayoría
en nuestro país, producen una carne con bajos niveles de colesterol, con mayor
contenido de antioxidantes naturales y un apropiado balance entre los ácidos
grasos Omega6/Omega 3, en comparación con los bovinos alimentados con granos en
corrales o feedlots del modelo ganadero norteamericano.
Rosso y García
(1998) compararon la calidad de la carne de vacunos engordados en sistemas
pastoriles y en feedlot. Emplearon novillos Aberdeen Angus de dos tipos genéticos
(grande y chico), con peso de faena entre 360 y 540 kg y ocho tratamientos
(cuatro por cada tipo) desde el destete hasta la terminación:
1)
1) exclusivamente
a pastoreo,
2)
2) con
suplementación en otoño e invierno (1 % del peso vivo) al comienzo de la
invernada,
3)
3) con
suplementación en otoño, invierno (1 % del peso vivo) y verano (1,5 % del peso
vivo) hasta la faena y
4)
4) en
engorde a corral con concentrados (feedlot).
Los animales
se pesaron cada 14 días y en forma periódica se evaluaron los niveles séricos
de colesterol, glucosa, amoníaco, proteínas totales, urea, insulina y hormonas
tiroideas. La grasa dorsal y el área del ojo del bife se controlaron en forma
mensual mediante ecografía. La faena se realizó cuando los animales alcanzaron
las condiciones de peso vivo y espesor de grasa dorsal óptimos para su grupo
genético.
El trabajo
confirmó otros anteriores de que los animales producidos a pasto dan carne con
menor contenido de colesterol y de grasa intramuscular y saturada que aquellos
que son engordados a corral con concentrados. Las diferencias estadísticas que
surgieron en el caso del colesterol fueron muy significativas.
El colesterol es un componente normal de las células
animales y, por lo tanto, forma parte de la alimentación humana. Los alimentos
más ricos en colesterol son, por ejemplo, el huevo (400-500 miligramos cada 100
gramos), el hígado y los riñones (300-400) y la manteca (200-300).
Las carnes de todo tipo y el pescado aportan entre 50 y 100 mg cada 1 00
g, En los países industrializados, un adulto ingiere entre 200 y 400 mg de
colesterol por día, a lo cual debe sumársele el colesterol sintetizado por el
propio organismo, que contribuye con 20 % al colesterol presente en el plasma
sanguíneo.
Excesos en niveles de ácidos grasos saturados, o una
elevada relación de ácidos grasos insaturados Omega 6 (linoleico), frente a
los Omega 3 (linolénico), incrementan los riesgos para la salud.
Comparación del porcentaje de grasa y
contenido de colesterol en distintas carnes |
||
Tipo |
%
grasa intramuscular |
Colesterol
en mg/100 gr. |
Nalga |
1,0 |
51 |
Peceto |
1,6 |
45 |
Colita de cuadril |
1,9 |
51 |
Bola de lomo |
2,6 |
48 |
Pechuga sin piel |
1,0 |
42 |
Pata sin
Piel |
3,8 |
64 |
Pechuga con piel |
9,5 |
50 |
Merluza |
1,9 |
39 |
También se
encontró que la carne que se obtiene en los sistemas de alimentación a pasto
cuenta con otras propiedades beneficiosas para la salud humana, como ser un
nivel mayor de antioxidantes naturales, un muy importante contenido de ácidos
grasos Omega III, que entre otras características, resultan muy favorables para
los sistemas inmunológicos, para mejorar la capacidad de aprendizaje y para la
retina. También se observó una sensible disminución de la relación entre los
ácidos Omega VI y Omega III, alcanzando niveles muy próximos a los
recomendados para una alimentación saludable.
En cambio, en
los animales de feedlot, el nivel de ácido Omega III disminuyó fuertemente, al
tiempo que se registró un importante incremento de la relación entre el ácido
Omega VI y III. Estos novillos
presentaron espesores de grasa dorsal superiores al resto de los grupos.
La ganadería alimentada con pasto, donde la vaca
camina en busca de alimento, propia del modelo pecuario argentino, se contrapone
a la producción de carne norteamericana y europea, donde el engorde se hace en
feedlots: miles de animales encerrados en corrales o establos reciben granos por
alimento, y hormonas para acelerar el engorde, sin necesidad de moverse. Ello
incremento la deposición de ácidos grasos saturados, los precursores del
colesterol.
En cambio, la carne producida a pasto, más del 80%
de la ganadería argentina, tiene un menor contenido de grasa saturada e
incremento el importante aporte de ácidos Omega 3.
El consumo de ácidos grasos Omega 3 es clave para el
ser humano, ya que mejora la respuesta del sistema inmunológico, ayudan a la
capacidad de aprender e incremento la visión, a favorecer el funcionamiento de
la retina. Los estudios del INTA, realizados con más de 600 novillos Aberdeen
Angus de la Cabaña Las Lilas, determinaron que los bovinos alimentados con
pasto producen carnes magras, con valores de grasa intramuscular de entre1,5 y
3%. Los niveles de colesterol se ubican por debajo de los 50 miligramos por cada
100 gramos de carne, lejos de los 300 mg diarios recomendados, y permiten la
inclusión de la carne vacuna en la dieta sin riesgos, sin diferencias con el
pescado.
Los cortes vacunos tienen dos tipos de grasas: la de
cobertura externa y la intramuscular, el veteado o marmoleado de la carne.
La grasa de cobertura es eliminada en la carnicería,
al hacerse el corte, o antes de la cocción.
En tanto, el marmoleado varía de acuerdo con el músculo y el tipo de
alimentación dado al animal. La
composición de esa grasa que forma el veteado de la carne es la que aumenta o
baja el riesgo para le consumidor.
En el grupo
en feedlot, sobre 20 animales se registraron 17 casos con grado dos de terminación,
mientras que en los otros grupos, la mayoría de los animales presentaban grado
uno.
Los novillos
en pastoreo con suplementación en otoño e invierno y los con suplementación
en otoño, invierno y verano, obtuvieron los mayores porcentajes de cortes
valiosos, mientras que los de feedlot registraron los índices más bajos.
Desde el
punto de vista nutricional, las carnes bovinas deben tener poca grasa
intramuscular y la misma no debe ser muy saturada. Según se desprende de los
trabajos realizados, la carne producida a pastoreo exclusivamente o a pastoreo
con suplementación en la Argentina es un producto de muy buena calidad,
natural, con escasa contaminación y bajos niveles de grasa intramuscular y
saturada y colesterol y, al mismo tiempo, es una
fuente de proteínas de excelente calidad, de hierro y de vitaminas. Esto
la diferencia totalmente de la carne producida en feedlot, es decir, en
confinamiento y exclusivamente con concentrados.
Por otra
parte, la alimentación basada en concentraciones elevadas de granos puede
elevar el nivel de contaminación de las carnes. Un informe publicado en el
Journal Science y reproducido por SENASA. señala que el nivel de contaminación
de las carnes de consumo está directamente relacionado con el tipo de
alimentación suministrada al ganado bovino. Este informe es el resultado de una
investigación realizada por el Departamento de Agricultura de los EE.UU.
y de la Universidad de Cornell, que demuestra que la presencia de
organismos patógenos como el Escherichia Coli, que produce la diarrea, es el
causante de 200 muertes anuales en los EE.UU.. y de 200.000 casos de intoxicación,
riesgo que puede ser eliminado con un cambio de la dieta que se le suministra al
ganado bovino en EE.UU..
El sistema de
alimentación basado en granos genera un alto nivel de acidez en el colon de los
animales, que obliga a las bacterias a adaptarse a esa acidez y reaccionar de
forma más virulenta. Esta bacteria, que está identificada como Cepa 0157:H7,
resiste la acidez en el aparato digestivo de los seres humanos, por lo que
produce la enfermedad.
Al cambiar la
alimentación y proporcionar heno o pasto cinco días antes de la faena, se
elimina la presencia de esta bacteria, es decir, cuando se vuelve a una
alimentación natural de los rodeos.
La conclusión
es estos trabajos confirma el dicho de que “las carnes argentinas son las
mejores” (¿del mundo?) y esto debe ser la principal propaganda de las mismas
para fomentar las exportaciones con valor agregado, especialmente a aquellos países
que dan gran importancia a lo que hoy se llama "alimentos ecológicos",
y que se preocupan cada vez más por la higiene de los alimentos.
Ante el auge
actual del feedlot en la Argentina surge la pregunta de si el mismo está
destinado a destruir la calidad y la fama de nuestras carnes. La certificación
de origen que han comenzado a exigir países europeos sería una solución, ya
que a los mismos se enviaría la carne de bovinos engordados a pastoreo con o
sin suplementación y las provenientes de feedlot se exportarían exclusivamente
a países que persisten con ese sistema de engorde, es decir, que ya poseen el
problema y no tienen, por lo menos por el momento, intención de eliminarlo. Por
la salud de nuestra población, no tendría que consumirse en la Argentina carne
proveniente de feedlots.
BIBLIOGRAFíA
-------.-
1998. Mala alimentación contamina
la carne. Ámbito Financiero, Bs.As., :11.
Centro
de Consignatarios Directos de Hacienda. s/f. Del campo al gancho; Prueba de
valoración integral de calidad en el ganado bovino. Edición de los autores, 34
pag.
García,
P. T. 2000. Hacia una dieta con carne y sin riesgos. Marca Líquida, Córdoba,
Arg., 90:11-12.
García
et al. 1994.
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