Artículos y Noticias de la Carne Argentina y el campo.
Las tendencias en los mercados mundiales demuestran una creciente
diversificación en el consumo de proteínas cárnicas, con una disminución
porcentual del consumo de carne vacuna y una lógica preocupación de aquellas
cadenas bovinas de países líderes, que sienten una mayor presión competidora
por parte de las carnes sustitutas.
En Argentina, la posibilidad de alcanzar en el mercado interno una
mayor diversificación del consumo de proteínas cárnicas, se traduciría en una
menor presión de demanda sobre aquellos cortes cárnicos con incidencia en el
índide de precios al consumidor y además permitiría una mayor liberación de
cortes que potencialmente podrían exportarse a mejores cotizaciones en el
mercado internacional.
El consumo de carnes en Argentina.
Es necesario remarcar algunas particularidades del consumo de productos cárnicos en nuestro país, que sirven para entender cómo podría llegar a darse algún proceso que tienda a un consumo más equilibrado.
En primer lugar, y dada la incidencia de la carne vacuna en el índice de precios al consumidor, que como puede apreciarse en el Gráfico 1 es sensiblemente mayor en comparación con otros países, la carne como bien salario es motivo de preocupación permanente del gobierno. Esta situación implica una negociación continua, entre el estado y el sector privado con el propósito de buscar niveles de precios razonables en función del poder adquisitivo de la población y por otra parte suficientes para estimular un negocio que necesita ante todo previsibilidad y reglas de juego claras.
Cuando un productor australiano, norteamericano, uruguayo o paraguayo define su estrategia productiva, lo está haciendo en un marco institucional que lógicamente podrá tener sus variantes y requerirá cierta capacidad de adaptación a las condiciones cambiantes de los mercados, pero se trata de contextos o escenarios de negocios muy distintos de los que se presentan en nuestro país, donde encontramos serias limitantes para poder planificar.
El IPCVA ha encarado conjuntamente con AACREA un proyecto de relevamiento de clima de negocios en el último tramo del año 2006, cuyos resultados muestran las expectativas en torno a los caminos de crecimiento del negocio ganadero en las principales regiones productoras del país (Grafico 2).
Esta investigación, que ha arrojado resultados sumamente interesantes y que se han dado a conocer en el Seminario “Oportunidades y Desafíos para la carne vacuna argentina 2007-2010”, organizado recientemente por el IPCVA, continua este año mediante el relevamiento de clima de negocios en Expoagro 2007, La Nación Ganadera de General Madariaga y La Nación Ganadera de Chaco. Seguramente las expectativas no serán las mismas, situación lógica si se tiene en cuenta que el escenario es sumamente cambiante y las señales que recibe el productor no son del todo claras para la toma de decisiones en una actividad que se sustenta en ciclos biológicos de entre dos y tres años .
Hay dos especificidades más que es necesario resaltar y que como características de nuestro mercado interno marcan algunas diferencias con la dimensión e intensidad de la rivalidad competitiva que se da entre cadenas cárnicas sustitutas en otras países.
El argentino ha resultado a lo largo de varios años sumamente conservador. Es más, sigue consumiendo los mismos cortes de carne, desconociendo aquellos que no compra habitualmente y no ha incursionado en nuevas experiencias de consumo que impliquen una mayor ingesta de otras carnes.
Por este motivo, las industrias cárnicas han tenido en líneas generales una actitud bastante pasiva en la puesta en marcha de procesos que impliquen innovaciones y el desarrollo de nuevos productos cárnicos.
El Dr. Antonio Mata, consultor internacional en la materia y disertante del seminario que organizó el IPCVA planteó una situación muy distinta para mercados como EEUU, donde la industria aviar ha sacado varios cuerpos de ventaja perfeccionando día a día su capacidad innovadora para acompañar las tendencias de los nuevos hábitos alimentarios de la población.
El tercer aspecto a resaltar, es
que en nuestro país no existen
mayores preocupaciones de la demanda por la calidad sanitaria y nutricional de
nuestros productos cárnicos. En otros
países, las crisis asociadas a la difusión de la gripe aviar y la detección de
casos de vaca loca han sido determinantes para reorientar la demanda de
productos cárnicos repercutiendo en los niveles de consumo de carne vacuna, aviar,
porcina, ovina y otras carnes sustitutas.
Las posibilidades de diversificar el consumo de proteínas cárnicas
Mas allá de las consideraciones generales mencionadas en párrafos anteriores referidas al consumo de carnes en nuestro país, es necesario aclarar que la posibilidad de diversificar el consumo debe tomar como punto de partida el conocimiento del posicionamiento diferencial de las distintas carnes en el imaginario del consumidor.
En tal sentido, el IPCVA ha generado con la consultora TNS-Gallup Argentina información de relevancia y que ha sido publicada en el libro “ El consumo de carne vacuna en Argentina”.
En este trabajo en el que se analizan los atributos funcionales de los diferentes tipos de carnes, se demuestra cómo los hogares argentinos otorgan una posición preferente a la carne vacuna en relación al rendimiento, su adecuacíon a distintas cocciones y al paladar familiar. Sin embargo, también se señalan aquellos atributos en los que la carne de pollo se acerca bastante a lo que el argentino considera como carne ideal y también los puntos débiles de la carne de cerdo que deberían atenderse y mejorarse para que esta carne pueda funcionar como una alternativa concreta frente a la carne vacuna.
En relación a este último punto, téngase en cuenta que la carne de cerdo ha sido la carne que más se ha dejado de consumir en aquellos hogares que han abandonado el consumo de algún tipo de carne en los últimos años (Gráfico 3).
Fuente: El Consumo de carne vacuna en Argentina. IPCVA/TNS-Gallup. Año 2006.
Con respecto a la carne ovina, las principales
causas que limitan su consumo son su escasa oferta en general y la falta de
costumbre del consumidor. Así lo demuestra la investigación “Características
del consumo de carne ovina en la ciudad de Río Cuarto (Córdoba)” realizada por
Freire y otros y presentada como trabajo científico en la XXXVI Reunión Anual
de la Asociación Argentina de Economía Agraria el año pasado.
Un
posicionamiento débil de la carne ovina, el desconocimiento de los
consumidores, el ofrecimiento al público de cortes grandes y restringidos y el
hecho de que su tamaño resulte un obstáculo para su almacenamiento y cocción,
son otras de las causas por las cuales no se consume más carne ovina en nuestro
país (Mc. Cormick, Mercedes. Problemática ovina en Argentina: un análisis de
los esquemas de gestión. Cuaderno del CEAGRO N°4.2003).
Reflexiones Finales
La diversificación del consumo de proteínas
cárnicas en Argentina permitiría que la cadena de ganados y carne vacuna
transite con menos presiones -y conflictos- su proceso de construcción de
competitividad en base a los crecientes requerimientos y exigencias de mercados
cada vez más globalizados.
El hecho de que la carne vacuna se comporte
como un bien salario en nuestro país, que las industrias cárnicas -salvo
excepciones- no demuestren una actitud innovadora agresiva y que la calidad
sanitaria y nutricional no sean consideradas como variables determinantes de la
demanda, define un escenario particular en el que las posibilidades de
diversificar el consumo podrían incrementarse logrando un conocimiento más
acabado de las fortalezas y debilidades de cada una de las carnes alternativas
desde la percepción de los consumidores.
Si bien y como se ha mencionado en este
artículo, ya hay de parte del IPCVA un camino recorrido al respecto, vale la
pena mencionar que a partir del 1° de mayo de este año, se pondrá en marcha el
trabajo de campo del proyecto encarado con la Consultora CCR para definir la “Canasta
de Consumo de Carnes en Argentina”. Ello permitirá cuantificar el consumo de
carnes por nivel socioeconómico en Capital Federal, Gran Buenos Aires y el
interior del país, desagregando la información por cortes cárnicos vacunos y
carnes alternativas, contemplando dentro de los datos a relevar los precios que
se pagan en cada ocasión de compra, de manera mensual y en el transcurso de un
año.
Cuanto más sepamos de los “consumidores del
país de la carne” se podrán tomar mejores decisiones en el interior de la
cadena y en la órbita estatal y ello redundará sin dudas en mayores beneficios para
la sociedad en su conjunto.