Artículos y Noticias de la Carne Argentina y el campo.
Las
contusiones, magulladuras y machucones en novillos y vaquillonas cuestan a la
industria de la carne vacuna un dólar por cada animal vendido, según la
Auditoría Nacional de la Calidad de la Carne realizada en 1992 por Colorado
State University para la National Cattlemen´s Association. Esta auditoría se
realizó en las grandes plantas de faena de EE.UU. El monto asciende a 22
millones de dólares anuales, solamente para el sector de la carne producida a
grano. Lo peor de esto es que el daño por contusiones se ha mantenido al mismo
nivel durante las dos últimas décadas, pues el Livestock Conservation
Institute había hecho una estimación similar hace 20 años. La razón por la
cual la industria de la carne no ha logrado detener estas pasmosas pérdidas es
la falta de imputabilidad. Mientras las pérdidas por contusiones puedan ser
trasladadas del productor ganadero al procesador industrial, no hay motivación
para reducirlas. Hace más de diez años, dirigí una encuesta que demostró que
el ganado vendido según el peso vivo en pie tenía el doble de contusiones que
el ganado vendido según el rendimiento de carne en el gancho (Grandin, 1981a).
Cuando el ganado se vende de la última forma, el productor debe pagar las pérdidas
por contusiones, y esto introduce un fuerte incentivo a reducirlas. El Estudio
de Campo sobre Alianzas Estratégicas, de 1993, indicó que la cooperación
entre todos los segmentos de la industria puede reducir las contusiones. Cuando
los rancheros y los engordadores a corral trabajaron juntos para mejorar el
manejo de los animales, las contusiones se redujeron en un 15%. Proyectado al
conjunto, esto podría representar un ahorro de dos millones de dólares al año.
Lamentablemente, no se logró una reducción importante en las contusiones
graves, que se presentaron en el 4,9% de los animales en la Auditoría Nacional
y en el 4,2% de los animales en el Estudio sobre Alianzas Estratégicas.
Actualización
de enero de 2000
La
creación de alianzas para la comercialización de carne de marca ha contribuido
a reducir las contusiones y los daños a las carcasas del ganado engordado a
corral. Estas alianzas, donde los animales son identificados desde su origen en
el rancho, pasando por el corral de engorde y terminando en la planta de faena,
hacen que los productores deban rendir cuentas por las pérdidas debidas al mal
manejo. Existe alguna evidencia práctica de que las magulladuras, incluso
cuando son antiguas y se han sanado, pueden hacer que la carne afectada sea más
dura. Las investigaciones realizadas en Colorado State University acerca de los
lugares de las inyecciones han demostrado que queda un área de carne más dura
alrededor de ellos.
Cuadro
1: Contusiones en el ganado engordado a corral en EE.UU.
Nivel
de las contusiones |
Auditoría
Nacional de la Calidad de la Carne (1992) promedio
nacional en ganado de engorde a corral (%) |
Estudio
de Campo sobre Alianzas Estratégicas (1993) promedio
cuando los sectores de la industria trabajan juntos (%) |
Carcasas
sin contusiones |
60,8 |
76,6 |
Carcasas
con contusiones superficiales |
34,3 |
19,2 |
Carcasas
con grandes contusiones, que requieren recortes significativos |
4,9 |
4,2 |
Fuente:
National Beef Quality Audits, National Cattlemen´s Association-Colorado State
University, 1991 y 1993.
Cuadro
2: Ubicación de las contusiones (%)
Corte
muscular |
Auditoría
Nacional |
Alianzas
Estratégicas |
Aguja |
16,7 |
14,6 |
Costillas |
14,4 |
6,1 |
Lomo |
23,4 |
13,4 |
Cuarto
trasero |
2,7 |
1,1 |
Pecho |
0,1 |
0,0 |
Fuente:
ídem Cuadro 1.
El
manejo rudo, tanto en la planta de faena como en el corral de engorde, redoblará
las contusiones (Grandin, 1981a y 1993). Contra la creencia popular, los
animales pueden sufrir contusiones hasta el momento mismo de la matanza,
incluyendo el lapso entre la insensibilización y el desangrado (Meischke y
otros, 1976).
Investigaciones
realizadas en Australia han demostrado que tanto la carga excesiva como
insuficiente de los camiones aumentan las contusiones (Eldridge y otros, 1988).
Estos estudios sostienen que existe una densidad óptima para la carga de ganado
en los acoplados de transporte. Las guías para el uso del espacio propuestas en
Grandin (1981b) fueron usadas en dichas investigaciones para determinar las
densidades óptimas. Grandin (1981a) también descubrió que uno o dos animales
de más en un cargamento duplicaban las contusiones.
Demasiados
cuernos
Es
probable que gran parte de las contusiones graves detectadas en el Estudio de
Campo sobre Alianzas Estratégicas se debieran a los cuernos. Las
investigaciones australianas han demostrado que el ganado astado presenta el
doble de contusiones (Meischke y otros, 1974; Shaw y otros, 1976). El recorte de
las puntas de los cuernos no reduce las contusiones (Wythes y otros, 1979). Los
cuernos son causa de un alto porcentaje de contusiones en el lomo. Las lesiones
profundas, que atraviesan el cuero y afectan los músculos, suelen ser causadas
por animales con cuernos. El cuadro siguiente ilustra la frecuencia de los
cuernos en el ganado vacuno de EE.UU.
Cuadro
3: Porcentajes de animales con y sin cuernos
|
Novillos
y vaquillonas engordados
a corral |
Vacas
y toros de razas carniceras |
Vacas
y toros de razas lecheras |
Sin
cuernos |
69 |
76 |
88 |
Con
tocos o cuernos cortados |
-- |
8 |
8 |
Con
cuernos |
31 |
16 |
4 |
Fuente:
Fuente: National Beef Quality Audits, National Cattlemen´s Association-Colorado
State University, 1991 y 1994.
El
31 por ciento del ganado engordado a corral tenía cuernos. Hay variaciones
regionales marcadas en la presencia de cuernos. Entre los novillos Holstein del
Medio Oeste, la mayoría estaban descornados, pero en el Sudoeste hay zonas
donde casi el 100 por ciento de los novillos Holstein conservan sus cuernos. En
el ámbito nacional, las auditorías comprobaron que el 88 por ciento del ganado
de razas lecheras había sido descornado. La información de las auditorías, así
como observaciones de la autora, indican que algunas de las grandes empresas
lecheras del Sudoeste se han puesto cada vez más torpes en sus prácticas de
manejo. Hace 15 años, cuando la autora vivía en Arizona, la mayoría de los
terneros de razas lecheras eran descornados al poco tiempo de nacidos, pero
ahora, la mayoría de las empresas productoras de leche ya no descornan a los
terneros recién nacidos.
Hay
que remover los cuernos de los terneritos antes de que les crezcan las puntas.
El corte de los cuernos cuando los animales sean mayores les causará un estrés
severo y retrocesos en el crecimiento (Winks y otros, 1977). No hay excusas para
no descornar a los terneros cuando son muy pequeños. Existen varios
instrumentos muy buenos, que destruyen el botón del cuerno por aplicación de
calor. Estos métodos son más efectivos que las pastas. Hay unos pocos
ganaderos muy insensibles que han propuesto que se corte los cuernos poco antes
de mandar el ganado a faena. Esto sería una gran crueldad hacia los animales, y
hasta podría determinar el decomiso de la mayoría de las cabezas por parte del
inspector de carnes, debido al ingreso de pelos y suciedad en los orificios de
los cráneos. Cuando se descorna las cabezas de vacas luego de la matanza, cerca
del 25 por ciento de las cabezas son decomisadas debido a los pelos que se meten
adentro de la cavidad craneal. El descarte de las cabezas provoca una pérdida
significativa, porque la lengua y la quijada van a reciclado en vez de
aprovecharse.
La
Auditoría de vacas y toros
En
1994, Colorado State University dirigió una Auditoría Nacional de la Calidad
de la Carne en el Ganado de Cría, también patrocinada por la National
Cattlemen´s Association, que demostró que la incidencia de las contusiones en
las vacas es llamativamente alta. Muchos faenadores y dirigentes industriales,
entrevistados para ese estudio, afirmaron que el exceso de contusiones era uno
de los principales problemas del procesamiento industrial de vacas y toros. El
cuadro 4 muestra que el 31 por ciento de todas las vacas que fueron a faena
presentaba contusiones importantes.
Cuadro
4: Incidencia de las contusiones en vacas y toros
|
Cantidad
de carne recortada (kg/cabeza) |
Frecuencia
en toros (%) |
Frecuencia
en vacas (%) |
Sin
contusiones |
0,0 |
63,8 |
20,4 |
Contusiones
mínimas |
0,3 |
25,3 |
51.5 |
Contusiones
promedio |
0,7 |
19,5 |
53,9 |
Contusiones
graves |
1,5 |
7,4 |
30,7 |
Fuente:
National Non-Fed Beef Quality Audit. National Cattlemen´s Association-Colorado
State University, 1994.
El
estudio fue realizado en 21 de las mayores plantas de faena de vacas y toros.
Las contusiones en vacas y toros cuestan a la industria de la carne 3,91 dólares
por animal faenado. Hoy en día, con las vacas se hace mucho más que
hamburguesas. Gran parte de las pérdidas se deben a la desvalorización de los
cortes más valiosos. La pérdida por contusiones en el ganado de cría, que son
animales engordados a campo, asciende a casi 30 millones de dólares al año. La
auditoría también mostró que el ganado caído, que estaba incapacitado para
caminar en la planta de faena, sumaba el 1 por ciento de las vacas y el 0,8 por
ciento de los toros, en las razas carniceras. En las razas lecheras, el ganado
no-ambulatorio representaba el 1,1 por ciento de las vacas y el 2,6 por ciento
de los toros. La conclusión final es que las industrias de la carne y de la
leche son igualmente responsables por los animales caídos. El equipo de la
auditoría aconsejó la eutanasia del ganado caído en el campo. Los porcentajes
de animales con rengueras graves fueron 2,9 en vacas de carne y 4,7 en vacas
lecheras. El 7,1 por ciento de los toros carniceros sufría rengueras graves, al
igual que el 10,5 por ciento de los toros lecheros. (Una encuesta realizada en
Canadá indicó que la gran mayoría del ganado rengo o caído ya estaba en pésimo
estado físico antes de dejar la granja o rancho de origen.) El 1,6 por ciento
de las carcasas de las vacas fueron decomisadas debido a la presencia de cánceres
de ojos avanzados y necróticos. Las vacas muy enflaquecidas, al extremo de
quedarles la piel y los huesos, también fueron un problema. Las vacas con
puntajes muy bajos de estado corporal fueron el 3,5 por ciento en las razas de
carne y el 4,6 por ciento en las lecheras. El equipo que realizó la auditoría
llegó a la conclusión de que el principal problema de la industria procesadora
de vacas y toros es la incapacidad de algunos productores de comercializar sus
animales a su debido tiempo. Las vacas y los toros deben ser vendidos antes de
debilitarse y quedar físicamente incapacitados. El decomiso de carcasas enteras
cuesta a la industria de la carne 12 dólares por cada vaca o toro que va a
faena.
Actualización
de enero de 2000
Cuadro
5: Porcentajes de carcasas con contusiones en los cortes de carne de primera
calidad
Gravedad
de las contusiones |
Vacas
y toros |
Vacas |
Toros |
Extrema |
2,2 |
2,4 |
1,0 |
Mayor |
19,4 |
21,6 |
6,9 |
Mediana |
38,0 |
41,7 |
16,7 |
Menor |
72,4 |
77,2 |
44,4 |
Sin
contusiones |
16,8 |
11,8 |
47,1 |
Fuente;
National Market Cow and Bull Beef Quality, National Cattlemen´s Beef
Association-Colorado State University, 1999. Los
porcentajes de las columnas suman más de 100 porque las carcasas pueden haber
exhibido contusiones de distinta gravedad.
La
auditoría de 1999 utilizó los mismos métodos de la de 1994. Otros estudios
sobre contusiones en el ganado han hallado que en Canadá el 15 por ciento del
ganado para faena tiene contusiones graves (van Donkersgoed y otros, 1977), y
que las vacas que habían pasado por locales de remate tenían más que las
remitidas directamente desde el campo (Hoffman y otros, 1998). El daño por
contusiones era máximo cuando las vacas habían sido pasadas por la manga de
los locales de remate para su control veterinario.
El
porcentaje de ganado incapaz de movilizarse o caído se ha agravado en las vacas
lecheras y ha disminuido ligeramente en las vacas de carne. Existe un cierto
segmento de la industria lechera que tiene graves problemas de bienestar animal.
Entrevistas informales indican que alrededor del 10% de los establecimientos
lecheros cargan con la responsabilidad de los peores problemas con vacas caídas.
El 73 por ciento de las vacas de carne estaban sanas y tenían las patas en
condiciones normales, contra sólo el 60 por ciento de las vacas lecheras. El
1,5 por ciento de las vacas lecheras llegaban caídas a la planta de faena,
contra sólo el 0,7 por ciento de las vacas de carne (Colorado State University,
1999).
Cómo
prevenir las contusiones
El
manejo suave durante todas las fases del proceso de comercialización, junto con
la remoción de los cuernos de los terneros de corta edad, contribuirán en gran
medida a reducir las contusiones. Las magulladuras en los lomos de los animales
son un problema cuando los toros o las vacas son altos. Algunos compartimentos
de los camiones son demasiado bajos para los animales muy altos. Existen ahora
nuevos acoplados de transporte que cuentan con algunos centímetros de altura
extra, gracias a que los compartimentos del nivel bajo tienen el piso más cerca
del suelo. Otra innovación en el diseño de camiones, que ayuda a reducir las
contusiones, son los acoplados cuya parte trasera se puede abrir a todo el ancho
del vehículo. El embarque se hace a través de la puerta convencional, de 75 cm
de ancho, pero al descargar los animales se abre una segunda puerta, dando al
ganado una salida de 2,5 metros de ancho. Estos acoplados pagan rápidamente su
mayor costo inicial.
Las
cercas y las puertas rotas pueden lesionar al ganado. Las mangas metálicas
gastadas por el paso del ganado pueden tener bordes filosos, que lastimarán los
hombros de los animales. Los caños de diámetros pequeños tienden a causar más
contusiones que los de cuatro pulgadas. Los animales que se frotan contra una
pared lisa no se lastimarán. Una de las razones por las cuales las vacas tienen
más magulladuras es la carencia de cobertura de grasa. Los animales flacos se
magullan con más facilidad que los gordos. Otro importante factor de aumento de
contusiones en las vacas, comparadas con los novillos y vaquillonas gordas, es
la mayor cantidad de movimientos que requieren para su comercialización. Por lo
general, los novillos y vaquillonas pasan directamente del corral de engorde a
la planta, mientras que las vacas y los toros pasan por un mercado de ganado en
el que se los subasta. Otra causa importante, tanto de contusiones como de
animales caídos, son los toros que montan a las vacas en los corrales de espera
de las plantas de faena. Estas pérdidas se pueden reducir poniendo a las vacas
y los toros en corrales separados hasta que se los lleve a la manga de faena.
Las plantas de faena que tienen casillas o cajones de noqueo deben entrenar a
sus empleados para que sean cuidadosos con las puertas de cierre vertical o
guillotina. Si se las cierra sobre el lomo de los animales, éstos sufrirán
graves lesiones.
Referencias
bibliográficas
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J.R., J.C.Horder, J.W.Lapworth y R.C.Cheffins (1979) Effect of tipped horns on
cattle bruising. The Veterinary Record 104:
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